Nueva York.-- No hay duda que de un tiempo a esta parte Miami es, ante los ojos de muchos, algo más que un frívolo balneario. Como mismo sucedió en la escena alternativa de las artes visuales del Nueva York de los 80, en estos últimos diez años en Miami ha aumentado el número de artistas excepcionales desprendidos de las corrientes ''no oficiales''. Eso sin contar la favorable atención internacional generada tras el éxito de varias ediciones de la feria de arte de Basilea, en Miami Beach. No hay duda que los ''gurúes'' neoyorquinos han comenzado a prestar atención.
Un buen ejemplo de lo anterior es la muestra titulada domesticArrivals: Miami-New York Connection, la primera de una serie en el espacio neoyorquino White Box, en el área de Chelsea, que pretende abordar distintas regiones y áreas que han marcado una pauta en lo que a generar talento se refiere, gracias al intercambio de sus contextos socioculturales, así como a las alteraciones generadas por el fenómeno de la globalización en la pasada década. ¿Su primera elección? Una interesante selección de imágenes visuales de 23 artistas que de una manera u otra están vinculados a Miami.
Según sus comisarias, Anat Ebgi y Carla Stellweg, la muestra toma en consideración las muchas maneras en las que ``el núcleo internacional del arte neoyorquino ha influido en la escena del arte de Miami, centrándose en un grupo de creadores que han contribuido a la aparición de una comunidad artística de gran dinamismo y cuyo talento y vitalidad han ayudado a derribar ese viejo mito de que Nueva York es el primer y último bastión del arte contemporáneo''.
Sin pretender que la muestra sea un examen de los artistas del sur de la Florida, las comisarias reúnen a los creadores bajo el criterio de que cada uno de ellos ha sido fundamental a la hora de orquestar múltiples diálogos alternativos en espacios tales como The House, Box, The Home Show, The Locust Project y otra serie de proyectos de carácter temporal, ejemplos de la riqueza creativa de esa comunidad. Además, a diferencia de artistas establecidos como los cubanos José Bedia, Glexis Novoa, Teresita Fernández, Naomi Fisher, Luis Gispert y Hernan Bas, los aquí seleccionados no tienen todavía representación en Nueva York.
Los artistas incluídos son: Natalia Benedetti; Francie Bishop Good; Alejandro Cárdenas; n.b. Dash; Jen DeNike; Jacin Giordano; Adler Guerrier; Jasón Hedges; Javier Hernández; Beatriz Monteavaro; Brandon Opalka; Gavin Perry; Vickie Pierre; Ali Prosch; tao Rey; Leyden Rodríguez-Casanova; Norberto Rodríguez; A.A. Rucci; Tom Scicluna; Frances Trombly y Eugenia Vargas.
Con una diversidad de medios tales como fotografía, vídeo, instalación, pintura, y escultura, la exposición abre con una instalación en vinyl del artista Tao Rey que conduce al interior del espacio. Los medios tradicionales encuentran ejecutores excepcionales en el trabajo de Tom Scicluna y Christian Curiel.
La recuperación de aspectos de la cultura popular callejera tiene su eco en el trabajo de Gavin Perry, con una sobredimensionada y divertida escultura que recrea los grandes artefactos de sonido empleados en ciertos autos reconstruídos, a la usanza del popularísimo programa de MTV, Pimp My Ride.
En esa misma cuerda está el trabajo de Leyden Rodríguez-Casanova, un estudio de ciertos aspectos de la nostalgia y la herencia cultural contrapuesta a los avances de la tecnología en el supuesto ``primer mundo''.
Eugenia Vargas presenta dos de sus alegóricos vídeos, The Longest Day y Girls and Horses en los que la artista chilena hace gala de su ironía, mientras juega con tabúes y cinismos ancestrales. La escultura-instalación de Cooper --titulada no sin sorna, Same as the last time, except this time, no one is listening, because of the last time-- se regodea en la perfección de la ejecución y en una poesía primigenia, de un lirismo urbano que invita al espectador a recrear sus sentidos en la contemplación.
Buen trabajo el de White Box, que ha tenido a bien reconocer a este grupo de talentosos sudfloridanos, sin caer en las consabidas de repeticiones o seleccionar a los ''sospechosos'' de siempre.
Abierta hasta el 2 de octubre en la galería White Box de Nueva York. 525 West 26th Street, Chelsea.