Lea un avance del reportaje Notarios con mucho arte en www.actualidadeconómica.com
Albert Canals, director general de Aicoa, una agrupación europea dedicada a la documentación y registro de obras de arte
Un cliente andorrano vino hace poco con un presunto Picasso que le había tocado en el reparto de una herencia. Buscaba consejo, porque su intención era venderlo. Resultó ser una burda copia”. Esta anécdota es un caso real, uno de tantos. Sólo en 2004, las falsificaciones movieron doscientos millones de euros, según la Interpol.
Para desenmascarar el fraude del Picasso sólo fue necesaria una prueba grafológica, que inmediatamente demostró que la firma no era auténtica. Y la factura no superó los seiscientos euros. Pero las copias muchas veces son tan perfectas que la broma se puede disparar hasta los tres mil euros. Un peaje casi tan desproporcionado como el que cobra un notario por formalizar la compra de un piso, pero necesario si pretendes sacar la pieza al mercado y obtener un buen precio por ella. Tú puedes estar muy seguro de que lo que tienes en casa es un cuadro original, pero creerlo no basta. “Si quieres vender una obra de arte a una galería necesitas tener el certificado de autenticidad”, explica Manel Mayoral, dueño desde hace 25 años de una galería en Barcelona. A la hora de tasar la pieza, tener ese documento importa y mucho y puede aumentar su valor. “Si compras arte como inversión, el certificado te quita problemas y te garantiza plusvalías futuras”, afirma Albert Canals, director general de Aicoa, una agrupación europea dedicada a la documentación y registro de obras de arte que está en contacto habitual con autores y certificadores. Además, tener esa garantía es una forma de que el seguro te salga más barato. El bróker Aon Gil y Carvajal, por ejemplo, estudia aplicar descuentos si la pieza está documentada y registrada.
Certificar un lienzo supone meterse en un laberinto del que no sabes cuándo vas a salir. Por el camino te encontrarás un ejército de historiadores de arte, conservadores y de herederos de artistas. Gentes de muy distinta procedencia, pero con un denominador común: su elevado caché.
Compras 'garantizadas'
“Toda la obra que tengo está certificada”, afirma Manel Mayoral , dueño de una galería del centro de Barcelona. Estos días, el local acoge la exposición Grandes Vanguardias del siglo XX con obras de 18 artistas, como Pablo Picasso, Joan Miró, Eduardo Chillida y Antoni Tàpies.