Durante toda la semana se ha celebrado, en Madrid, la Feria ARCO, la cita anual con las vanguardias de las artes plásticas. El certamen se ha convertido en uno de los más importantes del mundo. En él caben las tendencias más provocadoras y las propuestas más desconcertantes.
Aunque las imágenes puedan sugerirlo, no es el inicio de las rebajas de enero. Por sorprendente que resulte una avalancha de gente acude a ver arte. Vistan Arco, una feria que cumple 25 años, y que dejara como en ediciones anteriores a más de uno con los ojos como platos.
Multitud de curiosos pero por lo que nos dicen, pocos de ellos compradores. "Sólo he venido a mirar", señala una visitante. "A comprar no, lo que me gusta es muy caro", señala otra. Sin embargo cada año aumemtan las ventas. Los expertos aseguran que la razón hay que buscarla en que en su cuarto de siglo de vida ARCO ha conseguido sensibilizar a más público, cambiando el perfil del comprador.
Carlos Tache de la galería del mismo nombre de Barcelona, dice que si se vende mucho es porque hay más sensibilidad, porque la "gente es mucho más receptiva al arte que hace quince años, o los 25 de esta feria".
Más rigor y más calidad este año que en ediciones anteriores. Aunque muchos galeristas siguen optando por provocar a sabiendas que es casi imposible vender sus montajes. Ana Quirós, galerista mexicana, asume que algunas de sus obra "son casi imposibles de colocar, pero era importante para una galeria de México dar cabida a una obra como ésta, que pretende sensibilizar sobre la vida del tercer mundo". Como algunos montajes pendidos con hilos del techo, Arco sigue haciendo un dificil equilibrio de tendencias para festajar muchos más aniversarios.
