El museo valenciano permite contemplar hasta el 7 de mayo piezas del pintor francés, la mayoría de las cuales no habían sido nunca expuestas en España
VALENCIA. El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) presentó ayer la exposición estrella de su programa de 2006, una amplia retrospectiva de George Braque, que reúne y confronta a través de 142 piezas todas las facetas productivas acometidas por el pintor francés desde sus comienzos en 1903 hasta el final de sus días, en 1963.
Esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 7 de mayo, se aleja de los estudios parciales de Braque como grabador o pintor aisladamente, para relacionar su producción artística con la vanguardia del momento; su breve conversión al fauvismo bajo el influjo de Cézanne, su participación en el cubismo como fundador del género junto a Picasso y la deriva clásica de sus pinturas tras la Primera Guerra Mundial.
Más de 50 prestamistas
La muestra, comisariada por Martine Soria, ha requerido la colaboración de más de cincuenta prestamistas entre instituciones y coleccionistas privados, diferenciándose de la retrospectiva organizada en 2002 por Tomás Llorens en el Thyseen en la búsqueda deliberada de piezas nunca expuestas en España (131 en total). El MoMA, el Museo de Arte Moderno de la Villa de París, el Centro George Pompidou, la Galería Nacional de Berlín y el Museo Thyssen son algunas de las instituciones colaboradoras; no así el Reina Sofía, ya que al parecer la demanda de sus braques se tramitó demasiado tarde.
En esta vasta selección (54 pinturas, 15 esculturas, diez dibujos, 54 trabajos sobre papel, cinco piezas de cerámica, cuatro tapices y 6 libros ilustrados) se incluyen piezas fundamentales como «Parc de Carrières-Saint-Denis» (1908), uno de sus primeros paisajes cubistas, o el bodegón de 1911 que posee el Museo de Arte Moderno de Estrasburgo. También encontramos los óleos tardíos de la serie de los «Ateliers» y la de los famosos «Oiseaux» (pájaros), un motivo que obsesionó al artista en el último tramo de su vida.
La muestra incide especialmente en tres aspectos de la obra de Braque. Uno de ellos es su incursión en la escultura, que comienza con incisiones en la materia, aunque también cuenta con piezas de bronce en tres dimensiones como «Cabeza de caballo» (1941).
Otra pasión es la que siente el pintor por el grabado, faceta en la que llegó a dominar la técnica de la plancha de cobre y a explorar todas las posibilidades de la piedra. Entre las ilustraciones expuestas encontramos aguafuertes como el «Estudio de desnudo» de 1907, dos obras realizadas a punta seca y una amplia muestra de litografías, casi siempre referentes a los pájaros o al espacio interno del taller y sus objetos, fuente constante de inspiración para Braque a lo largo de su trayectoria.
La pintura y Picasso
El último es la pintura, apartado en el que el visitante atestigua la transición de George Braque desde los exultantes coloridos fauvistas («La ventana delante del Escaut», 1906) a la deconstrucción de volúmenes en la que se embarca junto a su amigo Picasso, con quien mantuvo una relación artística de ósmosis por la que ambos llegaron a plantearse dejar de firmar sus pinturas individualmente. Según confió el pintor a Gertrude Stein en 1935, «estábamos dispuestos a borrar la propia personalidad a fin de encontrar una personalidad nuestra».
Fruto de este enriquecimiento mutuo surgió la incorporación de las palabras en el lienzo, que después evolucionó en el collage, un género que el IVAM representa con la conocida «Botella e instrumentos de música» (1918).