30 April 2006
El magnate Pinault desvela su formidable colección de arte en el Palazzo Grassi
El millonario francés ha comprado a los Agnelli la mansión sobre el Gran Canal de Venecia y la ha remodelado
El Palazzo Grassi: Este suntuoso palacio del Gran Canal de Venecia ha sido durante más de 20 años una referencia del arte mundial por sus magníficas exposiciones. Era gestionado por la FIAT, pero en 2005 decidió venderlo. Finalmente fue comprado por 29 millones por el millonario francés Francois Pinault, que lo dedicará a exhibir su fantástica colección de arte.
La colección Pinault: Este empresario, la cuarta fortuna de Francia, es dueño de Gucci, Yves Saint-Laurent, la FNAC, Christie's y otros emporios. En 1990 se aficionó al arte y ha adquirido más de 2.500 obras que nunca han sido vistas. Decidido a mostrarlas, en principio proyectó abrir un museo en Billancourt, sobre el Sena, pero por diversos problemas al final optó por el Palazzo Grassi.
La primera exposición: 'Where are we going?' (¿A dónde vamos?) es una pequeña muestra de la colección Pinault que reúne 200 obras de 50 artistas contemporáneos. Se inaugura hoy y permanecerá hasta el 1 de octubre.
Más información: www.palazzograssi.it
Otro perro de Koons en la puerta
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Venecia, y por tanto Europa, tienen desde hoy otro gran museo llamado a ser uno de los centros culturales de referencia. Es el Palazzo Grassi, que ya ha sido sede de grandes exposiciones desde 1983 a 2005 bajo la gestión de la FIAT y los Agnelli, pero que ahora regresa a la vida con una nueva impronta de la mano de otro millonario aficionado al arte, François Pinault. Es otro signo del declive de los amos de Italia ante la ascensión de nuevos magnates. Este empresario francés ha elegido el suntuoso palacio sobre el Gran Canal para que sea el escaparate de lujo en el que irán saliendo a la luz los fondos de su fenomenal colección de arte. Se trata de más de 2.500 obras, desde la Segunda Guerra Mundial a la actualidad, que han dormido en sus armarios y pocos afortunados han visto. Es decir, un enorme vivero oculto de arte contemporáneo que se desvela desde hoy para el disfrute general.
Pinault ha decidido estrenarse con una exposición de nombre revelador, 'Where are we going?' (¿A dónde vamos?), un título con doble sentido que propone una reflexión sobre el arte actual, con sus ejemplos más provocativos y discutidos, al tiempo que propone un retrato del perfil de la colección y alude al inicio de esta nueva etapa del Palazzo Grassi. Los 50 artistas elegidos por la comisaria Alison M. Gingeras, del museo Guggenheim de Nueva York, representan lo más granado de la creación contemporánea, desde Mark Rothko y Donald Judd, en la posguerra, hasta jóvenes rompedores muy cotizados, pero sobre los que falta todavía perspectiva, como Damien Hirst y Maurizio Cattelan. El recorrido parte de la escuela de NuevaYork y pasa por el minimalismo, el Arte Povera, el Pop Art y llega incluso a artistas más nuevos, como Urs Ficher, Piotr Uklarski y Rudolf Stingel. Entre las 200 obras expuestas, sólo hay un español, Antoni Tapiès.
Joya veneciana
El propio edificio, una de las joyas de arquitectura civil de la Venecia del XVIII, ha sido adaptado a los nuevos tiempos. En los 80 fue modernizado por Gae Aulenti, a petición de la FIAT, pero Pinault ha querido imprimir su estilo a través del arquitecto japonés Tadao Ando. En cinco meses de trabajo, ha cubierto la luz cenital del patio y ha dejado un espacio más aséptico y neutro, dominado por el color blanco. Será el contenedor de un programa que para noviembre prevé una muestra sobre Picasso, en 2007 una exposición llamada 'Europa 1967' y otra sobre el Arte Povera, hasta llegar a 2008 con 'Roma y los bárbaros'. Esta última exhibición enlaza con el espíritu de la anterior programación de la FIAT, muy exitosa, que combinaba arte contemporáneo con visiones de grandes civilizaciones del pasado. Pinault también planea recuperar un edificio anexo, el Teatrino, que se convertirá en un auditorio para conferencias y conciertos. Su sueño sería adueñarse también de la Aduana de Venecia, el fascinante espacio en forma de proa que vigila la entrada del Gran Canal, pero esta idea aún está muy verde.
Hay algún recelo y melancolía de la pasada gloria en Venecia, como cada vez que desembarca un nuevo señor extranjero, encima francés, pero la Serenissima se sabe ya una ciudad del mundo y está ilusionada con la reapertura del Palazzo Grassi, que le sigue manteniendo en la élite cultural internacional. En cambio, es en Francia donde ha sentado mal la 'huida' de Pinault a Venecia. El millonario había decidido mostrar su colección en su país, y había proyectado en 2000 un gran museo en el Sena, pero acabó por hartarse de la burocracia, el fisco y las protestas ecologistas. Más o menos como el barón Thyssen en su día, cuando hizo las maletas y se fue a Madrid. Y Pinault se ha ido a Venecia, que tampoco es ningún sacrificio.