Una exposición muestra la pasión de Picasso por el arte primitivo
La cabeza de madera que Picasso esculpió en 1907 y la cabeza íbera de piedra de los siglos IV-III aC en que se inspiró se presentan juntos en España por primera vez en la exposición 'Picasso, el hombre de las mil máscaras', inaugurada hoy en el Museo Barbier-Mueller de arte precolombino de Barcelona.
En la exposición, incluida en el Año Picasso que conmemora el centenario de la vuelta del pintor a Barcelona después de su primera estancia en París, se reúnen 85 piezas, de las cuales 23 son de Pablo Picasso y el resto de arte primitivo, estas últimas de la colección Barbier-Mueller de Suiza.
Las obras de Picasso proceden de las colecciones de Marina Picasso, Jan Krugier, Fondation Beyeler y los museos Picasso de París y Barcelona, y las piezas arqueológicas provienen del Louvre y del Museo de las Antigüedades Nacionales de Saint-Germain-en-Laye.
En el recorrido, el visitante puede ver obras del pintor malagueño acompañadas de esculturas realizadas por artistas anónimos del mundo tribal, de la América precolombina, de las culturas africanas y de la antigüedad mediterránea.
Para Picasso, asegura Barbier, 'una máscara era como las 'Meninas de Velázquez', una oportunidad, una solución plástica para desarrollar su propia creación'.
Influencia del arte africano
La atracción por el arte ibérico es el eje del que arranca la exposición, un arte que marcó la conocida pintura 'Las señoritas de Aviñón' (1907) y no sólo el 'arte negro', como se creyó durante mucho tiempo, ha destacado hoy el coleccionista Jean-Paul Barbier.
La influencia del arte africano o 'negro' queda patente en la muestra cuando se contemplan una enorme máscara nimba guineana de nariz prominente, una tipología que inspiró, apunta Barbier, las famosas cabezas de yeso (retratos de Marie-Thérese Walter), una de las cuales aparece representada en una vista del estudio de Picasso pintada por el artista en 1929.
Barbier ha indicado que 'más que un coleccionista de objetos, Picasso era un coleccionista de ideas'.
Cuando adquiría una pieza de arte africano, ha continuado el coleccionista suizo, Picasso 'no pretendía hacer una colección, sino que veía una máscara como una solución plástica'.
Para Picasso, asegura Barbier, 'una máscara era como las 'Meninas de Velázquez', una oportunidad, una solución plástica para desarrollar su propia creación'.
El trasvase de ideas se puede constatar también en obras como 'Nature morte a la guitare', en la que el agujero de la guitarra, con forma de tubo, se inspira en una máscara africana en la que se aplicó esa misma idea a los ojos.
El cuadro cubista 'Busto de mujer con sombrero' tiene su paralelismo en diversas máscaras en las que se combinan dos perfiles en la misma cara.
En la misma presentación de la exposición, el concejal de Cultura de Barcelona, Ferran Mascarell, ha anunciado que en el encuentro que el matrimonio Barbier-Mueller mantendrá esta tarde con el alcalde de la ciudad, Joan Clos, se formalizará el acuerdo para mantener en Barcelona el préstamo de la colección de arte precolombino hasta el 2015, diez años más de lo previsto inicialmente.
La exposición se cierra con una sala en la que se muestra una selección de obras de un Picasso casi nonagenario, en las que adopta ideas del arte primitivo: ojos y nariz grandes o piernas cruzadas.
Como metáfora del tráfico de ideas que Picasso operó a partir del arte africano, asiático y clásico mediterráneo, en esa misma sala se puede contemplar una 'Cabeza a la manera de Picasso número 11', del artista norteamericano Andy Warhol.