Una muestra en la Fontana d'Or reúne 15 piezas del pintor y escultor cubista
Hay exposiciones con títulos herméticos, que son como fiestas a las que hay que acudir con invitación. Otras ofrecen sobrenombres grandilocuentes, solo aptos para iniciados o cómplices de la conspiración. Pero a veces hay algunas que, menos pretenciosas, tienen la virtud de resumir en pocas palabras, y con obras escogidas, la esencia de un gran artista. Ese es el caso de la muestra Fernand Léger. El cubista afable, inaugurada ayer por la Fundació Caixa Girona en la Fontana d'Or, y que podrá visitarse hasta el 4 de mayo.Léger (1881-1955) es considerado un clásico de las vanguardias del siglo XX y uno de los renovadores del cubismo, con un estilo propio e innovador, fruto de sus convicciones artísticas y políticas. El pintor francés era lo que hoy llamaríamos un artista comprometido. Pero a diferencia de la mayoría de sus coetáneos, sus obras son joviales y frescas. Alto y fornido, sus amigos lo llamaban El Hércules alegre. Y su gran vitalidad llama aún más la atención cuando se conoce su biografía.El crítico de arte Antonio Niebla, comisario de la exposición, recordó ayer que Léger perdió a su padre cuando apenas tenía 2 años. "Su madre se volvió a casar, y su padrastro lo hizo trabajar como una mula. A los 17 años abandonó la granja familiar, y al poco tiempo a punto estuvo de morir por una tuberculosis. Intentó ingresar en la escuela de bellas artes de París, pero lo rechazaron. Después participó en la primera guerra mundial, donde cayó herido, y durante la segunda emigró a EEUU, aunque tuvo que pasar las mil y una para llegar hasta allí".SOCIALISTA REVOLUCIONARIODefensor del socialismo revolucionario, implacable con la desigualdades sociales, intentó sacar el arte de los museos para exhibirlo en la calle. Esta socialización artística le llevó a trabajar en grandes tapices, destinados a decorar edificios públicos, y a abrir su taller a cualquier colega o estudiante que quisiera conocerlo. Influido por Le Corbusier, integró elementos arquitectónicos en su obra y dio un especial énfasis al tratamiento de la monumentalidad.La exposición de Caixa Girona se compone de 15 piezas, algunas de ellas de gran formato (seis cerámicas policromadas, cinco tapices, dos relieves realizados en bronce y dos cuadros). Arcadi Calzada, presidente de la fundación, la definió de esta manera: "Es una muestra exquisita, a medida del espacio que ocupa y con el contenido preciso".